Un año más tenemos “El Halloween” a la vuelta de la esquina y a nuestros hij@s buscando un disfraz para estos días.
En algunos países europeos, especialmente en los católicos y particularmente en España, tenemos cierta prevención contra las celebraciones estadounidenses (Santa Claus frente a los Reyes Magos, o Halloween frente al Día de Difuntos, por ejemplo).
En algunos países europeos, especialmente en los católicos y particularmente en España, tenemos cierta prevención contra las celebraciones estadounidenses (Santa Claus frente a los Reyes Magos, o Halloween frente al Día de Difuntos, por ejemplo).
Dicho lo anterior, resulta que Halloween no es una fiesta nueva ni es originaria de Estados Unidos sino de Europa, pues sus raíces son célticas. Otra cosa es que algunos componentes de su estética (como los niños disfrazados yendo por las casas pidiendo golosinas al grito de “truco o trato”) o alguno de sus personajes (como la calabaza iluminada) se hayan importado mundialmente.
La fiesta céltica que da origen a Halloween es la del equinoccio de otoño, de fines de Octubre, cuando se daban por terminadas las tareas agrícolas y para los celtas empezaba la “mitad oscura del año”. Pensaban que en ese día se hacía permeable la frontera entre el mundo de los vivos y el más allá, lo que facilitaba la comunicación con los familiares fallecidos pero también permitía que otros espíritus menos familiares y más bromistas vinieran a incomodarlos. Por eso se disfrazaban muchos de una manera siniestra: así podrían ahuyentar a los entes indeseados. El fundamento de los trajes de mago, bruja y otros semejantes eran una forma de pasar desapercibidos o incluso de acogerse al famoso principio de que “la mejor defensa es un buen ataque”.
La antigua festividad celta se llamaba Samhain, y pasó a la cultura romana con otra Fiesta de recolección en honor a Pomona y más tarde a la tradición cristiana en los días de Difuntos y de Todos los Santos. El mismo nombre de Halloween es un abreviado de “All Hallows Evening” (Noche de Todos los Santos). En definitiva, y visto lo visto la mayoría de las veces estas tradiciones, suelen tener un pasado ancestral común.